martes, 9 de febrero de 2016

CANTA DE SU AMOR SIEMPRE - ENSAYO



Una sonata, una ópera, una canción.
Ah, el amor...
Miles de cantantes en toda la historia de las razas.
Miles de millares de canciones en los más diversos idiomas compiten para agradar al corazón del ser amado.
Ah, el amor...
No hay nada superior al contacto directo con aquella persona por la que suspira nuestra alma que haga brotar las mejores melodías de nuestro interior. Escuchar de su boca el relato de lo que ha vivido, emocionarnos junto a ella en las partes emocionantes y contener la respiración mientras nuestro corazón late con más fuerza en las partes de mayor tensión, es una experiencia de tal magnitud que nos graba a fuego las imágenes y sentimientos que se expresaron.
Hubo un hombre llamado Juan. Fue discípulo de Jesús. Y decidió contar a su audiencia cuál fue su experiencia, qué vio y qué vivió durante los tres últimos años de vida de Jesús. Ya anciano e imposibilitado de recorrer tantos lugares donde le cobijaron y recibieron con agrado sus palabras, decide escribirles una carta. Una carta para contarles nuevamente sobre su amigo del alma. En ella retoma sus primeras enseñanzas y les recuerda todo lo que ha dicho, lo que ha oído, lo que ha visto con sus ojos, lo que ha contemplado y palpado con sus manos tocante a Jesús, el Hijo de Dios. Es decir, toda su experiencia con Dios. No la experiencia de otro, sino la suya propia. Este Juan es el Apóstol San Juan y no se pudo quedar callado.
Todos nosotros, en mayor o menor medida tenemos alguna experiencia del amor de Dios hacia nosotros. Experiencia que al recordar algunos momentos especiales de nuestra vida, notamos que Dios estuvo ahí. Que en un momento especial en la vida de un familiar, nuestro Dios estuvo allí mostrando su amor, mostrando su misericordia. ¿Qué harás con esto? ¿Qué harás con lo que Dios hizo, con ese amor que Dios te mostró? ¿Te quedarás callado?. Velasco y Mason escribieron una poesía en forma de canción que dice:
Canta, oh buen cristiano,
Dulce será cantar.
Hace el camino llano,
Libra el pesar.
Canta en las noches tristes,
Canta en el sol y en luz,
El mal así resistes,
Canta de Jesús.
Canta, oh buen cristiano,
Templa tu corazón,
Alza a tu Soberano
Tu feliz canción.
Siempre estará lleno el mundo
De endechas y dolor;
Canta el amor profundo
De tu salvador.
Canta, oh buen cristiano,
Dios tu socorro es,
El sostendrá tu mano
Hasta la vejez.
¿Sabes que al diablo invitas
Cuando medroso estás?
Dios quitará tus cuitas
Si cantando vas.

Por lo que tienes
David, el escritor de salmos, no se puede quedar en silencio al recordar todas las cosas que Dios ha hecho y dice que cantará las misericordias de Jehová perpetuamente, y que de generación en generación hará notoria la fidelidad de Dios con su boca. ¿Qué harás con todo lo que Dios ha hecho por ti? Mi propuesta es que cantes del amor de Dios. Que cantes de ese amor que Dios tuvo por ti. Canta a Dios mientras caminas. Canta a Dios mientras haces ejercicios físicos. Canta a Dios mientras trabajas. Canta a Dios. Musicoterapia le dicen. Pero musicoterapia que eleva tu alma y desencadena sobre tu vida la vida de los cielos.
¿Qué tienes? ¿Tienes trabajo? Esa es una muestra del amor de Dios. ¿Tienes familia? Esa es una muestra del amor de Dios en tu vida. ¿Tienes hijos? ¿Estás acompañado? ¿Tienes una casa donde vivir? Aquí tienes motivos. Comienza ahora. Canta del amor de Dios para tu vida. ¿Existe un modo para pagarle a Dios por todo lo que ha hecho por ti? No, pero si puedes agradecerle. Canta al Señor de su amor. Canta en el transcurso de tu día del amor de Dios.

En lo imprevisto
¿Qué pasa si de repente tocan a tu puerta para comunicarte que se lleva en tu contra una demanda? Nos tocó en mi familia. A consecuencia del fallecimiento de mi padre algunos años atrás en un accidente carretero múltiple, le llega a mi madre una demanda de las compañías de seguros, provocando recuerdos dolorosos e incertidumbres por las leguleyas palabras de los abogados que escriben esas comunicaciones. Esto le provocó la suba de la tensión arterial de tal modo que debió ser atendida por médicos de emergencias. Temor, angustia.. ¿Te ha pasado esto? De repente la única que te escucha es tu almohada. A la noche gimes y lloras. Estás caminando y lo único que puedes hacer es clamar a Dios. ¿Te sucede? Pero al orar a Dios y al clamarle cuando estás allí con tu almohada, enredado y ahogado con “eso que no sale” que no es otra cosa que el gemir de tu espíritu, Dios escucha tu oración y te responde, cambia tu lamento en baile, desata tu cilicio y te viste de alegría. ¿Qué harás entonces? Canta y no te quedes callado. Canta a Dios por lo que ha hecho por ti. Alaba a Dios siempre.
Conversaba con un hermano de la congregación al que estos cambios de la economía global y los cambios de humor de aquellos que hacen inversiones, provocó que en su empresa comercial las cosas estén yendo para atrás. No le va como le gustaría. El pan de su día lo trae de allí. Esto le está complicando la vida. Él está en ese proceso. Y me decía: yo oro a Dios. Yo le clamo a él y en el devocional de cada mañana deposito mi confianza en Dios, y a todo el que encuentro le digo: ora, no dejes de orar. A él no se le resolvió todavía este problema. Pero está haciendo esto. ¿Porque? Porque él está cantando del amor de Dios. Sabe todo lo que Dios ya ha hecho en él y lo hará en ti y en todos aquellos que hagan lo mismo. Dios te sacará la atadura de amargura mientras te acompaña de la mano a vivir ese problema, a transcurrirlo hacia la etapa que Él quiere llevarte. Te desata esa carga, te saca la mochila. ¡Canta del amor de Dios para tu vida!.
El profeta Isaías escribe en el capítulo 53, verso 4, refiriéndose al Mesías lo siguiente: “ciertamente él llevo nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. El castigo de nuestra paz fue sobre él y por su llaga fuimos nosotros curados”. Qué hizo Dios cuando estabas en enfermedad? ¿Te levanto? ¿Hizo tu cama más suave? ¿Te dio ánimo? ¿Te sanó? Entonces canta del amor de Dios por esto.

Cuando se ofende a Dios
En el diario andar se cometen pecados. Pero hay ciertas oportunidades en la cual lo que se ha hecho tiene una carga emocional más grande que en otras oportunidades. Cometes un pecado, una falta, y sabes que Jesús estaba allí mientras lo cometías, mirándote. Entonces Dios que es bueno, que es amor, y que te creó con una conciencia, ésta te empieza a reprender y dice: no, no. arréglalo. David describe esta situación y dice: aun en las noches me enseña mi conciencia. Me reprende. Tanto te carcome que al fin decides acercarte a Dios. ¿Y qué hace Dios cuando te acercas a él? Perdona todas tus iniquidades y sana todas tus dolencias. Entonces canta del amor de Dios en tu vida.

Inseguridad
Días atrás escuchaba un comentario que en Buenos Aires había un grupo de vecinos que se expresaban a causa de la inseguridad de su zona de residencia que decían: ya no se puede vivir. No sabemos dónde vivir. ¿Alguien a pasado esta situación, esta circunstancias donde dices: que hago, a donde voy? ¿Quién me protege? Yo que estoy solo... Cuando entro... A la noche cualquier ruido te despierta y corres a controlar si las ventanas y puertas están bien cerradas. Controlas las alarmas...Mira lo escrito en el Salmo 55: “mi corazón esta dolorido dentro de mi y terrores de muerte sobre mi han caído. Temor y temblor ha venido sobre mi y terror me ha cubierto. Y dije: quien me diese alas como de paloma. Volaría yo, descansaría, ciertamente huiría lejos, moraría en el desierto”.
¿Te ha pasado algo similar? ¿Has deseado estar tan lejos de todos para al fin tener un poco de paz y de tranquilidad? Es posible. Pero no es la verdadera ni duradera solución. La solución está en el verso 22 que dice “hecha sobre Jehová tu carga y el te sustentará. No dejara para siempre caído al justo”. Hazlo y canta del amor de Dios. Canta del amor de Dios para tu vida.
Teresa de Jesús escribe:
Nada te turbe,
nada te espante.
Todo se pasa.
Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene nada le falta.
Dios solo basta.


Un consejo apostólico
La carta de San Santiago en el capítulo 5, verso 13 dice: “esta alguno alegre cante alabanzas”. Pero yo no tengo motivo para estar alegre, podrás decir. Bien, aguarda un minuto y lee el Salmo 13 verso 5: “mas yo en tu misericordia he confiado. Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová porque me ha hecho bien”. ¿Hoy no tienes motivos para estar alegre? Está bien. Pero recuerda lo que hizo Dios por ti. Busca en el fondo de tu memoria cual fue la misericordia que tuvo Dios contigo y canta del amor de Dios. Esto es lo que el apóstol San Juan hacía. Recordaba los grandes hechos de Dios en su vida y los contaba. ¿Que hizo Dios por ti? Lo que Dios hizo, lo que Dios modificó, lo que Dios transformó es amor puro hacia ti, por lo tanto canta del amor de Dios a tu vida.

Las decisiones
Dios es tu ayuda en la toma de decisiones. El Salmo 37 verso 5 dice: “encomienda a Jehová tu camino y confía en él y el hará”. ¿Dios respondió tus oraciones? ¿Le has encomendado tus estudios, tu trabajo, lo que debías realizar en la semana¿¿ Y a esa persona que tenias que visitar para solucionar ese problema?¿Dios lo arreglo? Canta del amor de Dios porque eso es amor puro dirigido hacia vos.
El Salmo 39 verso12 dice: “oye mi oración Jehová y escucha mi clamor. No calles ante mis lágrimas. No calles ante mis lagrimas es la petición”. Muchas veces en las relaciones de familia nos herimos unos a otros. Entre padres e hijos y entre los cónyuges se generan situaciones, miradas, actos que lastiman. Algunos lo expresan, pero otros no lo pueden decir y delante de Dios vierten sus lágrimas. El salmo 116 expresa: amo a Jehová porque ha oído mi voz y mis suplicas. Porque ha inclinado su oído a mí. Por tanto le invocare todos los días de mi vida, dice David luego de haber recibido la respuesta a su petición. ¿Te paso algo parecido? A mi sí. Pregúntenle a mi esposa. A ella le pasó. ¿Entonces qué hacer con esto? Cantar del amor de Dios para tu vida.
Las voces
A nuestra mente y a nuestros oídos llegan voces a diario. Voces que se dirigen a nosotros y quieren imponer su mensaje. Dios nos ha dado la capacidad de elegir qué retener de todo lo que entra. O sea, cada uno elige que voz oír. Tú decides que voz oír. Tú decides en cada momento a que voz prestarle atención para atesorar su mensaje.
Cuenta el libro de Samuel que un hombre grandote y bastante malo llamado Goliat, se paraba en tiempo de guerra frente al ejército de Israel por la mañana y por la tarde para desafiarlos a un combate singular y para maldecirlos, hasta que un muchacho llamado David decide enfrentarlo. Pero David oyó las palabras de Goliat que al tenerlo enfrente lo maldijo y lo despreció diciendo: ¿vos vas a venir en mi contra? ¿Vos? yo te voy a matar, a descuartizar, voy a dar tu cerebro para comida a los pájaros y tu carne a las bestias del campo. En otra oportunidad, cuando ya era rey, marchó con sus hombres a Jerusalén, a luchar contra lo jebuseos que moraban en esa tierra, y ellos desde la muralla de la ciudad le dijeron: “tu no entrarás acá, pues aun los ciegos y los cojos te echarán”. ¿Te han dicho algo parecido a esto? ¿Te dijeron tú vas a hacer eso? O ¡No lo vas a lograr!. ¡Cualquiera es mejor que tú! ¡Ni te lo creas!. En otra oportunidad David pregunta a sus consejeros si había aún con vida algún descendiente de su antecesor en el trono Saúl a fines de hacer con él misericordia. Y Siba respondió al Rey que aún queda un hijo de Jonatan, lisiado de pies. Piensa en esto: si quedó, le dice, pero es paralítico. ¿A ese le va a hacer misericordia? ¿Un paralítico comer a la mesa del rey? Si no vale para estar acá. ¿Te suena?
Mientras Nehemías trabajaba en la reconstrucción del muro de Jerusalén, sus vecinos le decían que lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará. Lo que tú haces con tanto esfuerzo, que te levantas, que la peleas, que la luchas, no sirve para nada. Al primer problema se te vendrá todo abajo. Al primer cambio, chau, perdiste todo... Eso le decían. ¿Lo has escuchado ya?
Pero tú eliges que voz oír. Cuando los jebuseos le dijeron a David que no iba a entrar, tomó la fortaleza de Jerusalén y la hizo su ciudad capital. El decidió oír otra voz. Cuando Goliat le dijo yo te voy a matar, tú no vas a poder contra mí, David eligió oír otra voz y le respondió: “yo vengo en el nombre de Jehová y a vos te voy a destruir... Cuando Nehemías escucho la voz de sus enemigos, el se aferró a Dios y terminaron el muro en tiempo record y a causa de eso todos tuvieron miedo. ¿Porque? Porque ellos eligieron qué voz oír, y en todos estos ejemplos la voz a oír fue la de Dios. Elige oír las promesas de Dios. Elige oír la voz del que está y te ayuda y te dice: “yo soy el Dios que te sostiene, mis misericordias son nuevas ahora, y a partir de mañana a las 6 o a las 3 y media van a ser nuevas también. Por lo tanto ¿qué vas a hacer con esto? ¡Canta del amor de Dios que tiene para tu vida! Porque la gran promesa de Dios es que los montes se moverán y los collados temblaran, pero no se apartara de ti su misericordia, ni el pacto de su paz se quebrantara dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti”. Entonces ¿qué vas a hacer con esto? Bendice a Jehová en todo tiempo, su alabanza esté de continuo en tu boca, en Jehová se gloríe tu alma, lo oigan los mansos y se alegren. Engrandece a Jehová conmigo y exaltemos a una su nombre. Buscaste a Jehová y él te oyó y te libro de todos tus temores.
Canta del amor de Dios cada día y en cada momento. Lo que has visto y oído tocante a Jesucristo, eso canta.

Elbio R. Lezchik

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